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n toda Europa, después de la publicación en 1746, de: “Dissertation sur les apparitions des esprits et sur les vampires et revenants”[1], por el padre August Calmet, se comenzó a hablar masivamente sobre vampiros. Las denuncias de apariciones de vampiros fueron frecuentes en aquella época, las exhumación de cadáveres se volvieron habituales, sobre todo en pueblos y sectores alejados de las grandes urbes. Sin embargo también en Viena, París, Roma, Berlín y otras famosas capitales fueron hechas estas denuncias. La mayoría eran ignoradas o atribuidas al sortilegio y el fanatismo. Pero al ser volverse una verdaderas oleadas de denuncias vampíricas, los escépticos estudiosos llamaron al fenómeno “una epidemia en pleno siglo de las luces”, ironizando la situación. Con el tiempo estas “oleadas vampíricas” fueron decreciendo hasta que en el nacimiento del nuevo siglo sólo fueron recordadas como supersticiones.
En Londres, durante el año 1813 se produjeron masivas de desapariciones y una serie de muertes en extrañas circunstancias que recordaron las antiguas “oleadas vampírica”. Un caso muy recordado fue el de una familia aristócrata, cuyos integrantes, todos aparentemente sanos, fueron encontrados muertos en sus lechos sin ninguna señal de ataque. La causa de muerte fue establecida como “anemia aguda”. Las extrañas circunstancias de estas y otras muertes y de inexplicables desapariciones, además de la ambigüedad de los diagnostico y una naciente de histeria colectiva trajeron a colación nuevamente las historias de vampiros. Se ordenaron investigaciones y exhumaciones. Sin embargo los resultados no fueron satisfactorios, ya que ninguno de los testimonios de los testigos competentes o funcionarios oficiales pudo evidenciar que los cadáveres fueran realmente vampiros. Al poco tiempo las investigaciones fueron cerradas y archivadas como: “histeria colectiva”.
Los hechos de aquellos años sirvió de inspiración a los muchos escritores, llegando a crear verdaderos clásicos de la literatura vampírica como: “The Giaour”; poema de Lord Byron, “El Vampiro” de John William Polidori, “La Lamía ” de John Keats y este relato mismo entre otros.
[1] Traducido al español como: Negociación y explicación de la materia y características de los Espíritus y los Vampiros, y así de los retornados de la muerte.
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